El BDSM profesional no tiene más divisiones que las que tú quieras hacer; tú como usuario, no dejes que nadie te convenza de lo contrario. Lo único que deberías tener siempre en mente en BDSM, profesional y amateur, es la seguridad y el consentimiento, y de ahí, p’alante. ¿Por qué?
Porque es fácil, como en cualquier materia de predilección, que salgan los iluminados y gurús diciendo, en este caso, que tal cosa es BDSM y tal cosa no. Por ejemplo, algunos dirán que el spanking con zapatilla puede tener casi un nivel más de fetichismo que de práctica real de BDSM mientras que para otros puede ser un momento y un elemento fundamentales de sus sesiones.
Con esto queremos decir que el BDSM no se divide en «Duro» y mazmorrero o en «soft» o de habitación. Ambos pueden ser duros, exigentes, o tener componentes eróticos por ejemplo; sí, incluso en una mazmorra puede caber el erotismo y la seducción tanto como el dolor, la humillación y los gritos.
El BDSM Duro es aquel en el que las prácticas son más extremas, hay más dolor/placer, más exigencia, se buscan y rozan los límites de todo tipo: psicológicos, físicos, emocionales, pero siempre dentro del cuidado y la exigencia que ello supone para un dominante. En una sesión dura puede haber knifeplay, puede haber agujas, un medical exigente, dilataciones, fisting, sodomizaciones a niveles de gaping, con instrumentos enormes, y exigirle mucho al sumiso.
En una sesión de BDSM soft hay azotes, exigencia, humillación, dolor, claro que sí, pero no se llega a extremos altos usando elementos de alto impacto. Es verdad que tiende a preferirse la escena casera porque todo es más casual y casi más inocente, casi improvisado. No siempre se usan varas, fustas, palas y látigos sino que se recurre a la mano, la zapatilla, una cuchara de madera; pero todo ello no es por sí solo menos exigente que una sesión dura. Son diferentes conceptos. Igual que puede hacerse una sesión soft en una mazmorra, coqueteando con los elementos más duros, o los instrumentos, la cruz de San Andrés (no todos disponemos de una en casa) y a lo mejor algunas pinzas más duras, como las japonesas.
Pero uno no es mejor que otro. El BDSM es una filosofía, una forma de entender nuestros deseos, cuerpos, necesidades y sentimientos, no es una estructura cerrada y nadie es mejor por preferir uno ante otro. Antes al contrario, antes que duro o soft está el BDSM, que es esa forma de relacionarnos con nuestra/s pareja/s que nos puede llevar a conocernos mejor a nosotros mismos. ESO es lo importante. Todo lo demás, como el contenido de esta web, es para disfrutarlo.