Para mucho las escenas de simulación de no-consentimiento son un asunto serio, que tiene mucho que ver con la excitación y la simulación efectiva de situaciones de violación, sodomización, bisexualidad forzada y ruptura de tabúes propios.

Y es que dentro de la escena del BDSM podemos encontrar este tipo de prácticas que, aunque igualmente se pueden dar fuera, la propia estructura del BDSM ya implica una serie de acuerdos expresos, no tácitos, para el desarrollo de estas situaciones. Tanto para una escena puntual como a lo largo de la relación de D/s es común acordar si estas simulaciones entran dentro de los límites. De ser así, (y con la tranquilidad de una palabra de seguridad acordada para evitar malentendidos de cualquier tipo), tenemos un marco seguro para su desarrollo.

Situaciones en las que se desarrolla cierto grado de violencia impetuosa, en la que la parte sumisa «sufre», es usada, con incluso términos y expresiones que quieren recordar al non-consensual, pero teniendo esa tranquilidad de que si de verdad la parte sumisa no está «en el mood», puede usar la palabra de seguridad y el juego/simulación se detiene al momento.

Domina Damsel controla el orgasmo de dos sumisos

Es fundamental entender esto para poder llevar a cabo estas fantasías donde poder sentir el riesgo, la, incluso, violencia, la ruptura del tabú. Traer a otro hombre y que tu sumiso se vea obligado a contentarle con la boca u otro orificio, simular la violación de tu sumisa, que se resiste incluso hasta que la tomas y marcas con tu presencia, obligar a dos o más sumisos a interactuar entre ellos aunque no sean bisexuales, forzándolos a ello… Este tipo de escenas «no consentidas», quedan mucho mejor aseguradas dentro del marco del BDSM dado que existen una serie de protocolos de seguridad (ojo, que cualquier pareja vainilla los puede adoptar, tranquilamente, no tenemos exclusividad) de que todo, en el fondo es consentido por todas las partes.

No queremos decir con esto que el BDSM sea mejor o peor que las prácticas fuera de este marco, solo redundamos en la seguridad que implica conocer y utilizar estos protocolos. No solo la palabra de seguridad; también, en una pareja D/s está el proceso del conocimiento y saber qué le gusta a cada cual. Como en cualquier pareja vainilla solo que al establecerse muy al principio de la relación al hablar explícitamente de los límites (de nuevo, aquí, la importancia del pacto consensuado) estas prácticas de simulación de lo no-consensuado y forzado queda perfectamente delimitado.