Entre el fetichismo, el BDSM y el exhibicionismo confluye el outdoors o la realización de actividades al aire libre. Y es que los exteriores tienen una serie de componentes que aumentan en mucho la excitación.
Por exteriores nos podemos referir a:
- Una terraza o balcón
- Una zona urbana poco transitada
- Una zona urbana muy transitada
- Zonas de campo o rurales habitadas o no
- Zonas de campo o rurales de paso
Por supuesto siempre se habrá de tener en cuenta muchos aspectos, entre ellos los de la legalidad (en España, por ejemplo, es ilegal desvestirse en la calle, pero no el salir desnudo) y también la sensibilidad de los demás, la cantidad de personas y la seguridad propia. Pero no se puede negar que el exhibicionismo, con cierto componente de voyeurismo, y la excitación del «ser pillado» incrementa las sensaciones, además del hecho de ser «pillados» en circunstancias no solo sexuales sino muy fetichistas o en la humillación pública de ver cómo te castigan, de cómo te dominan o humillan expresamente.
El outdoor siempre será un género para los más atrevidos. En zonas rurales siempre será más fácil porque controlas los alrededores pero también las zonas urbanas tienen su gracia.
Una dominación, o fetichismo en una zona como un balcón o terraza, con el componente de ser vistos por los vecinos cercanos, sabiendo que solo unos centímetros apenas os separan de estar totalmente expuestos aumenta muchas sensaciones, y la excitación se ve incrementada por el factor público. Y quizás porque también nos gustaría a nosotros en algún momento ser testigos de algo así.
En el outdoor quizás uno de los aspecto que tenemos que tener más en cuenta es que en esa exposición no afectemos a otras personas (siempre que no se trate de nuestra propia propiedad privada, ahí, podemos hacer «lo que queramos»). Porque en una zona pública y según algunas ordenanzas municipales podemos vernos afectados o incluso tener consecuencias legales.
Pero… ¿vale la pena el precio?
