Mientras habla por teléfono Domina Elena ve cómo el esclavo Necar no cumple bien con su trabajo. Le regaña una vez pero una diosa no persona y lo acaba lanzando al suelo. En él, le araña la espalda, azota su culo y le hace oler sus zapatillas sucias, los calcetines sudados y lo va provocando con olores y fetichismo de pies, metiéndoselo en la boca.