Kida nos muestra y provoca con sus pies, estirados, arrugados, cambiando de postura en una cama que contrasta con sus pies talla 37 y uñas rojas. Quiere que los lamas y pellizques, que dejes un rastro de tu saliva adorando esas plantas y dedos. Te provoca diciéndote lo que te haría con los pies, las órdenes que te da para que te aproximes a ella para, al final, quedarse dormida, sabiendo que tú los cuidarías y adorarías mientras ella descansa, porque ese es tu sitio.

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Kida nos muestra y provoca con pies en la cama

Kida nos muestra y provoca con sus pies, estirados, arrugados, cambiando de postura en una cama que contrasta con sus pies talla 37 y uñas rojas… Leer más

Quiere que los lamas y pellizques, que dejes un rastro de tu saliva adorando esas plantas y dedos. Te provoca diciéndote lo que te haría con los pies, las órdenes que te da para que te aproximes a ella para, al final, quedarse dormida, sabiendo que tú los cuidarías y adorarías mientras ella descansa, porque ese es tu sitio.
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Kida nos muestra y provoca con pies en la cama

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Quiere que los lamas y pellizques, que dejes un rastro de tu saliva adorando esas plantas y dedos. Te provoca diciéndote lo que te haría con los pies, las órdenes que te da para que te aproximes a ella para, al final, quedarse dormida, sabiendo que tú los cuidarías y adorarías mientras ella descansa, porque ese es tu sitio.
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